Redacción
Todo requiere su proceso de adaptación. La llegada del buen tiempo, pese a que a muchos quizás les sorprenda, produce en algunas personas decaimiento, sensación de fatiga, debilidad, tristeza, dolor de cabeza, trastornos del sueño o, incluso, alteraciones del apetito. Son algunos de los síntomas de la llamada astenia primaveral. No es más que una adaptación del organismo a la nueva temperatura, horario y humedad. Hallar el equilibrio entre actividad y relajación puede hacer más llevadera esta adaptación. Algunos sencillos consejos ayudan a prevenir la astenia primaveral.
De entrada, el aumento de horas de luz produce cambios en la energía necesaria para el día a día. Por ello, es recomendable aumentar el consumo de hidratos de carbono, preferiblemente integrales, y productos ricos en fibra, así como vitamina B y ácidos Omega-3. Una alimentación que siga estas pautas refuerza el sistema inmunológico y aporta la energía necesaria.
¿Sabes qué es la astenia primaveral? |
También es muy importante ingerir la cantidad de agua suficiente, que con el buen tiempo ronda los 2,5 litros diarios. En esta época del año se caracteriza, entre otras cosas, por un aumento las horas de luz solar, fuente de vitamina D, necesaria para fortalecer huesos y dientes, que refuerza el sistema inmunológico y equilibra la temperatura corporal. Por ello, para aprovechar esta fuente de energía, se aconseja realizar actividades al aire libre. Una buena opción es hacer ejercicio en el exterior. La actividad física libera endorfinas, la hormona del bienestar. Los expertos recomiendan un mínimo de media hora diaria. Caminar a buen ritmo al aire libre podría ser, pues, la combinación perfecta. También se puede aprovechar para sacar la bicicleta o nadar unos largos. Por último, el buen descanso es esencial. Conviene dormir las horas necesarias para que el cuerpo pueda reponerse. En general, se aconseja dormir unas ocho horas diarias. Sin embargo, cada persona tiene unas necesidades específicas. Para conocer el sueño reparador de cada uno basta con fijarse en la cantidad de horas que se duerme cuando se está de vacaciones, sin despertador ni obligaciones. Además, es aconsejable cenar ligero y al menos dos horas antes de meterse en la cama.
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