La alopecia androgenética es la más frecuente, responde a factores genéticos y hormonales y afecta tanto a hombres como a mujeres.
C.Q. No es un mito, en determinadas épocas del año el crecimiento y la caída del cabello sufren ciertas variaciones. Algunos estudios han demostrado que en algunas personas aumenta la caída de cabello en otoño. Las causas son variadas, pero uno de los motivos podría ser la exposición solar prolongada. Los rayos UVA generan radicales libres, un oxidante, que pueden dañar el cuero cabelludo, que se manifiesta en forma de caída del cabello. “El pelo siempre reacciona de forma lenta a los estímulos y si durante el verano se ha castigado mucho puede caerse en mayor medida tras la época estival”, aclara Aurora Guerra Tapia, profesora de dermatología de la Universidad Complutense y jefe de dermatología del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Otra posible causa es la hormonal. Durante los periodos de luz, debido a una variación en la secreción de melatonina, se producen alteraciones hormonales que fomentan la mayor caída de cabello. Sin embargo, estas son situaciones generalmente reversibles. Responden al ciclo normal del cabello.
El cabello se va regenerando día a día. Cuando llega a determinada longitud, que varía en función de la zona del cuerpo en la que se encuentre, un nuevo folículo piloso crece en su lugar y el pelo anterior se elimina. Este proceso se produce de forma constante manteniendo el equilibrio de la densidad capilar. Los expertos indican que la caída hasta un máximo de 100 cabellos al día puede considerarse normal. A partir de esa cifra se habla de caída excesiva. “El problema es que muchos de esos cabellos son imperceptibles, y si vemos 100 seguramente se estén cayendo más”, señala Aurora Guerra. Una persona puede valorar su posible alopecia cuando la caída se incrementa de repente y encuentra pelos en lugares donde normalmente antes no los veía, como en la almohada o en el hombro. Otro signo es que el cabello es cada vez más fino y más escaso. “Un varón verá que algunas zonas clarean, que avanzan las entradas, que pierde volumen… La mujer notará que la goma con la que se recoge una coleta cada vez tiene que dar más vueltas”, apunta esta dermatóloga.
Aunque la alopecia clásicamente se ha relacionado con el sexo masculino, la pérdida de cabello es frecuente también en mujeres. “Las estadísticas apuntan que la alopecia femenina a los 50 años es de un 40%, a esa misma edad en el varón es de un 50%”, señala Guerra. En la mujer, sin embargo suele pasar más desapercibida. Y es que, mientras que en los hombres esta patología suele iniciarse con una pérdida de la línea de pelo frontal, en las mujeres respeta la primera línea de cabello. En ambos casos la genética es una de las principales causas. Esta predisposición en determinados individuos, unida a otros factores como los hormonales, provoca la alopecia androgenética o calvicie común, la forma más frecuente.
Existen muchos factores que pueden conducir al aumento anómalo de la pérdida de cabello, por ello es esencial establecer un diagnóstico médico definitivo para lograr un tratamiento eficaz. Existen muchas alternativas según el factor causal, la primera opción siempre será médica. Para la calvicie común o androgenética suelen indicarse tratamientos hormonales que neutralizan el efecto de los andrógenos. En el varón se opta por finasterida, un inhibidor de la 5α-reductasa. La alopecia androgenética está producida por un aumento de la actividad de una enzima 5α-reductasa, que transforma la testosterona en un derivado que daña al folículo piloso. En la mujer suele optarse por anticonceptivos antiandrogénicos, como la ciproterona, la espironolactona o la f lutamida. También hay alternativas coadyuvantes que ayudan en el tratamiento. El minoxidil, una loción de aplicación tópica, es un promotor inespecífico que ayuda a aumentar y desarrollar el pelo que se está miniaturizando.
Además, en aquellos casos en los que se detecten carencias nutricionales y vitamínicas pueden recomendarse complementos orales que las suplan. “Suele ser más frecuente ante una caída de cabello repentina y rápida, que responde a diversas causas, y enmujeres, que por las alteraciones hormonales pueden tener ciertas carencias”, apunta Aurora Guerra. La L-cistina, un aminoácido precursor de la queratina -la principal proteína constituyente del pelo-, junto con la vitamina B6, puede paliar el efecto de pérdida de cabello. Asimismo, es importante valorar la falta de ciertos nutrientes como el zinc (seborregulador e indispensable en la síntesis de la queratina), el hierro (mantiene la integridad estructural del pelo) la vitamina B5 (estimula la actividad del folículo) o la B8 (regula la seborrea y prolonga la fase de crecimiento del pelo).
El tratamiento puede conseguir recuperar el cabello o, en cualquier caso, lograr una mejora y, lo más importante, evitar que continúe empeorando. Una de las claves es diagnosticar la alopecia precozmente. En casos más avanzados y si tras seis meses de tratamiento médico no se han visto resultados, se puede optar por un implante capilar.
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