Valentín Fuster, director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en Madrid y del Instituto Cardiovascular del hospital Mount Sinai en Nueva York repasó las nuevas perspectivas que se abren en el campo de la regeneración cardiaca en un curso magistral de dos días que ha reunido en Cardona a unos 300 médicos de 18 países. El curso, patrocinado por Laboratorios Ferrer, ha sido retransmitido en directo por streaming por la revista Journal of the American College of Cardiology.


Fuster recordó que las investigaciones con células madre alimentaron a principios de la pasada década la esperanza de restituir las células del músculo cardiaco dañadas tras un infarto, ya que las células madre tienen la capacidad teórica de convertirse en otros tipos de células. Sin embargo, la primera generación de tratamientos basados en esta idea, que utilizó células madre de la médula ósea y de tejido muscular, no resultó ser eficaz.
Nueva estrategia para curar el corazón tras un infarto

Una segunda generación de tratamientos intentó mejorar los resultados utilizando células madre del propio corazón. Cuando los datos volvieron a ser negativos, “la actitud viró hacia un escepticismo completo y hacia una profunda indignación por haber gastado una fortuna en algo que no servía”, dijo Fuster. Pero en los dos últimos años. añade, “hemos empezado a entender en qué consiste la regeneración del tejido. No sabemos cuáles serán los resultados, pero estamos en una posición mejor que en el pasado para tener éxito. Este campo de investigación no está muerto, como algunos decían hace dos años. Incluso puede llegar a ser muy útil para la salud humana”.
Las futuras técnicas de regeneración cardiaca, añadió, incorporarán también previsiblemente avances de otros campos como la terapia génica y la ingeniería de tejidos. La terapia génica puede ser útil para reprogramar las células cardiacas de modo que se dividan y regeneren el músculo cardiaco dañado tras un infarto. La casi nula capacidad de las células del corazón humano para dividirse es la causa de que, tras un infarto, los pacientes desarrollen insuficiencia cardiaca.
En cuanto a la ingeniería de tejidos, Fuster puso como ejemplo el uso de moldes que se podrían implantar en el corazón para guiar el crecimiento de nuevas células, de modo que regeneren el corazón dándole la forma y la función adecuadas.