Las lesiones deportivas en edades tempranas de la vida cada vez son más frecuentes. Esto es debido a varios factores. Por un lado hay más niños y adolescentes que practican deporte como actividad extraescolar y, por otro lado, cada vez hay más niños que lo hacen de manera competitiva con un nivel de exigencia no siempre acorde con su edad. Se recomienda alternar diferentes modalidades deportivas para fomentar el desarrollo psicomotor en general y así evitar las lesiones por sobrecarga, las cuales son las más frecuentes en este periodo de la vida.
Los niños son más proclives a sufrir lesiones deportivas por varias razones. De pequeños, la coordinación motora es peor. Conforme van creciendo, el riesgo de lesiones aumenta, en gran medida debido a su mayor fuerza física.
El 20% de las lesiones que sufren los niños son por traumatismos deportivos, siendo las lesiones a nivel de la rodilla y los esguinces de tobillo las más frecuentes.
Uno de los deportes más populares en nuestro medio es el fútbol. Pero también se practica el baloncesto, balonmano, ballet, patinaje, natación, tenis, padel, atletismo…..
El 3% de las roturas de ligamento cruzado anterior que ocurren en deportistas, son en pacientes con esqueleto inmaduro. La edad más frecuente es a partir de los 12 años.
Un cambio brusco en la dirección de la rodilla, un mal apoyo tras un salto o una parada brusca en la carrera, son mecanismos que van a favorecer la rotura del ligamento cruzado anterior. Se trata de una lesión cada vez más frecuente en las consultas de Traumatología Infantil, dado el aumento de las actividades deportivas de contacto y de alta energia, pero también en la práctica del esquí alpino. Las niñas tienen mayor facilidad para lesionarse el LCA por sus características anatómicas; es decir: porque tienen una mayor laxitud, una torsión tibial externa, con una escotadura femoral menor que en los niños.
Otro deporte que empieza a destacar es el triatlón. La extremidad inferior es la zona que más se lesiona y dentro de ésta y por orden de frecuencia podemos enumerar: tobillo, pie y rodilla. Todos los factores que influyen en la aparición de lesiones en la carrera se podrían clasificar en tres categorías generales: el entrenamiento, la anatomía y factores biomecánicos. Es durante la carrera donde las fuerzas son mayores y, dependiendo de la velocidad y de la geometría de aterrizaje, las fuerzas de impacto varían entre 1,5 a 5 veces el peso del cuerpo, con una duración muy breve de tiempo. Variables que influyen son el pie, la masa efectiva del cuerpo en contacto, el área de contacto, y las propiedades de los materiales de los elementos de amortiguación como tejidos blandos, zapatos, y la superficie de contacto.
Variables de entrenamiento que más a menudo se han asociado con lesiones por sobreuso son la frecuencia, la duración, la distancia y la velocidad. Más del 60 % de las lesiones que se diagnostican se podría atribuir a errores de entrenamiento.
Ejemplos de lesiones por uso excesivo o sobrecarga que ocurren comúnmente en los niños durante la carrera son las fracturas por estrés, la tendinitis rotuliana, calambres en las piernas, la condromalacia rotuliana, talalgia, fascitis plantar y la tendinitis de Aquiles.
Aunque puede que no sea posible o práctico enseñar a los niños a correr con una zancada que incorpore las fuerzas de impacto más bajos y mayores tasas de pronación, hay entrenamiento de hábitos que los corredores podrían adoptar, que reduciría las fuerzas de impacto y minimizaría los efectos de estas fuerzas en el cuerpo.
En conclusión, es importante que el traumatólogo infantil haga una valoración clínica del niño que va a iniciarse en los entrenamientos y así estudiar la madurez esquelética y edad del niño, inestabilidad y lesiones asociadas de la rodilla, y exigencias deportivas. De la misma manera, es fundamental la identificación de los niños deportistas lesionados ó aquellos niños que están en riesgo de sufrir una lesión por sobreuso.
¿Cómo podemos prevenir lesiones deportivas en la edad infantil?
Dentro de las campañas de prevención realizadas desde la Sociedad Americana de Ortopedia Pediátrica (STOPSportsInjuries.org), se potencian actividades como ejercicios de calentamiento, entrenamiento de fuerza (cardio, cadera y cuadriceps), entrenamiento técnico (salto), equilibrio y entrenamiento propioceptivo. Recomiendan evaluar a los niños con poco control del equilibrio en cadera, rodilla, tobillo y tronco durante el salto, aquellos con una mala alineación de los miembros inferiores y los niños que han presentado previamente alguna lesión del LCA.
Desde la Sociedad Americana se informa que existen otros deportes muy beneficiosos para los niños que ayudan a mejorar la fuerza, flexibilidad, y el balance muscular, como son la danza y la natación.
El traumatólogo infantil debe seleccionar aquellos niños candidatos a una prevención de lesiones de rodilla/tobillo, que serían aquellos niños (sexo masculino) que no hayan alcanzado la pubertad, y que realizan deporte de competición de alto impacto.