Se calcula que uno de cada 3.800 niños llega al mundo con un trastorno por déficit de hormona del crecimiento. Una carencia que puede afectarle a nivel emocional y, a medida que va cumpliendo años, también a nivel biológico. Para mitigar estas complicaciones, la presidenta de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, Beatriz García Cuartero, recomienda, “un diagnóstico precoz y una buena adherencia al tratamiento”.
La detección temprana del déficit de esta hormona requiere que médicos de Familia y pediatras se impliquen en la medición de la velocidad de crecimiento de aquellos niños que destaquen por su baja estatura. “Si se salen de la curva habitual pueden tener un déficit, aunque hay que descartar primero que este venga de patologías como la celiaquía o la insuficiencia renal”, explica.
Ante un caso ya diagnosticado, la especialista recomienda iniciar cuanto antes el tratamiento. Este, al administrarse de forma subcutánea, genera reticencias en los niños, que en algunos casos se tienen que someter a un pinchazo diario desde que empiezan (la media está en los 24-36 meses) hasta los 14 años. El tratamiento es caro y además la adherencia condiciona su efectividad, por lo que Merck, que comercializa la hormona, ha lanzado la campaña We are Guardians para concienciar a estos pequeños pacientes. Se trata de un cómic en el que se muestra la importancia de que cumplir la pauta y en el que se les enseña que cuentan siempre con el apoyo de médicos, enfermeros y padres.